Hoy hemos tenido en el cole una clase de judo para niño y padre, kia!!
A las 15:45 debía estar en clase para una sesión de duro entrenamiento. Y si no os parece duro después de lo que os voy a contar, que venga Bruce Lee y lo vea.
Considerando que salgo de trabajar a las 15:15 y que tardo 15 minutos en llegar a casa, si el tráfico y la suerte los tengo de cara, me dejaba 10 minutos para obrar milagros.
En cinco minutos he engullido ensalada y pechuguita, y como evidentemente, mi cerebro no había asimilado nada de lo que me acababa de tragar, me he metido un postrecillo entre pecho y espalda en menos de un minuto. Palabrita.
Acto seguido, o sea, 15:36, tras dejar la mesa como los señores, puesta para que lo recoja la chacha, me he recorrido los tres metros escasos de pasillo a una velocidad que bien podría superar la de la luz, si la distancia entre punto y punto jugara en mi favor.
En menos de dos minutos debía vestir uniforme chandalero y deportivos.
PROBLEMA 1: No hago deporte.
PROBLEMA 2: No tengo chándal.
PROBLEMA 3: Además me parecen horteras.
PROBLEMA 4: Mamaaaa!!! qué me pongo!!!! (podéis poner el tono más dramático porque así lo he formulado).
Posiblemente a la altura del problema 2 te estarás preguntando por qué no lo había previsto, jajaja...pues porque no sé lo que es eso, prevequé, organiqué...sigamos.
A dios gracias...o a mi antiguo vicio de la compra compulsiva-absurda, he encontrado un forro polar color fresa, divino, que le daban a mis mallas negras un aspecto deportivo ideal apto para las pasarelas choni-dominguera más exigente.
El calzado deportivo no falta en mi zapatero, fruto de mi propósito de caminar de las últimas entradas de año...y de mi marido, que es muy obediente y si sugiero deportivos para Reyes, caen...ahora, si formulo máquina de coser me traen un ebook. Esto es así.
Le he cogido prestado al marido unos calcetines tobilleros que me venían algo holgaditos, considerando que el maromo usa un 43 y, aquí una, pisa con un glamuroso 38...pero qué importa, he pensado, el pliegue no se notaba en mis estupendos deportivos.
¿Os he dicho que era de judo la sesión?
Tras besos y abrazos con los infantes no hemos encaminado al gimnasio.
Para empezar, calentamiento, hemos jugado al pilla-pilla cogidas de las manos, tocado ocho codos y diez narices, reptado como cocodrilos, andado como osos y un sin fin de animaladas más que por casi me cortan la digestión por siempre jamás, si hubiera tenido la mala suerte de albergar la comida en el estómago y no en el esófago ... pero ay, amigas, cuando nos hemos tenido que descalzar para pisar el tatami y yo he sacado de mis deportivos esas yardas de calcetín hueco...
...entonces y sólo entonces, he querido ser water my friend.
Reflexión del lunes: por una absurda ley, el día que lleves tomate en la media, o vistas unos calcetines de tamaño o color de impresión nivel 10 sobre 10, será el día que los mostrarás en público.