27 de septiembre de 2012

Paquita Wars: El ataque de los ciclones.


En el último episodio la tormenta Krisis, enfurecida por las bajas presiones y enajenada por los rumores de su prima la Riesgo amenazaba a la población y a Paquita de una absorción fatal en forma del tifón Rescate.

El cielo enrojeció para dar paso a la oscuridad que llegó rugiendo en forma de ojo cicloso y succionó lo que encontró a su paso, entre ellos a Paquita, que se abrazó a su carro cual garrapata a oreja de chucho y al grito de "Que me llevaaaa!!!!!" desapareció mientras que la  fuerza de la rotación la hacía girar con más gracia que la guitarra de Peret en plena rumba catalana.

Desvió el tifón El Rescate su dirección y se fue allende los mares, a ofrecer a la diosa Espe Culación sus víctimas, que esta engullía sin escrúpulos en un claro quebrantamiento de los pecados capitales de la gula y la avaricia, pero es que al ser diosa se pasaba la conciencia por la pepitilla, pues no era ella nadie...

En pleno Atlántico, cuatro huracanes cuatro acudieron a rescatar a  Paquita.

En uno, montado cual vaquero en un rodeo, iba encaramado un pequeño y peludo Gremlin. El segundo llevaba por montera una peineta, el tercero se hacía llamar Ángela y el cuarto iba con una chica y su reflejo.

Los cuatro fueron enviados por ser los más valientes del lugar y haber propuesto cuatro alternativas para intentar disipar al temible tornado que arrastraba a nuestra heroína, incapaz de hacer más cosas que buclear en gerundio.

Decidió la diosa fortuna, hija de la diosa azar, ofrecer a los cuatro ciclones la capacidad de salvarla, actuando de forma correlativa.

Desde el primer ciclón se dispararon cargas de rulos con laca barata y de ocasión con la intención de cegar al ojo del torbellino, pero ya sabéis quien iba en el bucle y lo que le gusta a esta mujer la ganga, por lo que no dejó que ningún disparo fuera certero, haciéndose acopio de tres docenas de rulos para permanentes futuras...ni una mala fisura ocular consiguió la chica del espejo...

Mientras, en el bucle, un sonido ensordecedor turbaba la frágil y debilitada salud de Paquita, que además de estar más mareada que las aspas de un molino, sufría unas alergias tremendas, por estar cada vez más cercana al origen de la prima Riesgo. Un sarpullido gigante se expandía por to su cuerpo serrano. La Cuchillos sabía que le estaba dando un shock anafiláctico, también conocido como patatús y decidió meter su abubonada mano como buenamente pudo en el interior del carro repleto de rulos con laca, para coger su antihistamínico, religiosamente copagado, que tragó con la ayuda de un sorbito de coñac.
Su plan estaba claro,  hacer saltar por los aires al bucle de las narices con aquella fusión tan embriagadora y peligrosa a la par.
Los vapores de la fabulosa fórmula, llamada gremliana, adormecieron la furia del ojo del ciclón, convirtiéndolo en ojete achispao, rozando el atontolinamiento severo, haciendo disipar artificialmente los giros del Rescate que fue perdiendo brío y sincronización gitana.

Encaramada en la copa de su tifón, llegó Ángela que traía pegada a Catnita por los pies de gato, gracias al poder adherente del caucho de sus plantas, que acudió cagando leches al grito de auxilio de su amiga Paquita.
Conocedoras ambas de las patadas certeras y del carrazo a propulsión, cocearon al ya ojete del bucle al grito de tomayaaa, dejando un rastro de purpurina en cada uno de sus gráciles y poderosos golpes, dejándolo KO técnico y listo para sentencia.

Desde entonces el temido ciclón no es más que un tifón-cercanías llamado La Peineta, que hace viajes regulares al Caribe ofreciendo comer langosta recién pescada y beber cocoloco a precios low cost.
En días de condiciones favorables de vuelo, también hace viajecitos al pasado y te lleva, en su afán aventurero, a correr delante de los grises, a pagar en leuros en plena transición y a vivir con entusiasmo y regocijo los festivales euroviseros... ni PuertoAventure ofrece más por Halloween.

La diosa Espe Culación sigue viviendo en su pisito de suelo de parquet en la gran manzana. Es la vecina cotilla por excelencia y se alimenta de los dimes, diretes y demás chismes de guardar, aunque de momento, la grandiosidad de nuestras heroínas y sus tifones estrella le han quitado las ganas de comer jamón del bueno, todavía no estamos libres de su ojo vil y su mala baba.

¿Podrá Paquita hacer terapia de grupo con la Sra. Culación y curarla de su chismorreo dañino a la par que salvar a la humanidad de esa gula insaciable?


CONTINUARÁ





Especialmente dedicada a las cuatro valientes que hicieron grande este humilde blog gracias a sus geniales comentarios.
La Gremlin; la Peinetas , Alter y Ángela (una de las mejores comentaristas del panorama bloggeril).

Va por ustedes.




24 de septiembre de 2012

Series de mi vida 9.



Sí señoras.

Puedo decir y digo que ESTA fue la serie de mi infancia, por excelencia...bueno la primera...o una de ellas.

Como soy consciente de lo viejuna que estoy quedando con esta declaración, voy a comentar primero, porque estoy rodeada de chiquillas (ains) que esta era una serie de los ochenta y que era lo más.

No penséis mal, mentes retorcidas, este comando no tenía como reto buscar el tan ansiado, recóndito y secreto lugar del deseo femenino, no, trataba de las aventuras de cinco zagales defendiendo la Tierra del espacio exterior, ahí es ná, con lo infinito que es, debía de tener infinitos rincones para infinitos enemigos del bien terrenal...

En el patio de mi colegio (allá en aquellos años en los que muchas de vosotras no habíais nacido, me falta decir Sicilia 1980 y soy clavadica a Sofía de Las Chicas de Oro) la que escribe jugaba al Comando G.

Entonces, no eras nadie si no jugabas a ellos, atándote la chaqueta del chandal como si fuera una capa y al grito de MUTUACIÓN!! con el brazo en alto conseguías volar si fuera preciso...lo malo es que después aterrizaba...sobre mis rodillas, que atesoran más cicatrices que un veterano de guerra.

Todavía puedo cantar sus nombres, Tiny, Keyop, Jason, Mark y Princesa (ganarán...) y porque no me veis, porque el bailecito también me lo sé y lo estoy haciendo mientras tecleo, que una, ya lo sabéis, es polifacética.

Me considero romántica quetecagas, y ya por entonces,  estaba enamorada de unos trazos coloreados llamados Jason....ay, pero qué porte el del Jason, a ver quien es el guapo que se viste con mallas, capa y botas hasta las rodillas sin parecer un drag-queen. No era el líder, pero tenía esa pinta de galansote, medio malote, que a una oronda chiquilla como yo, encontraba de lo más sexy y rebelde way.

Yo soñaba con ser Princesa, convertirme en cisne y surcar los aires en pos de la justicia a la vez que lucía mi grácil y equilibrada silueta...si sería por sueños...

Para incrementar mi vehemencia por el quinteto en cuestión, la banda sonora la cantaba mi grupo preferido, Parchís, por lo que para mí, hoy en día, a mis 3X añazos, me es imposible separar el recuerdo de los comando sin presumir de memoria prodigiosa ante quien tenga delante,  cantando y bailando al ritmo estipulado los nombres de los personajes y el grito de guerra.







20 de septiembre de 2012

La risa cojonera.



La RAE no la contempla...no la habrá sufrido...habla de partirse, de mearse, de reventar...de la sardónica...pero no hablan de ella, y estoy segura que existe, porque la intuyo, la veo venir y la sufro.

Ya caída la tarde, cuando el cansancio embrutece el raciocinio y la prudencia hasta el punto del desvanecimiento, aflora en mis hijas un trastorno insano, que no la sufre quien la padece, sino quien la soporta.

Me explico.

Allá cuando la mugre del día se va convertida en torbellino por el desagüe de mi bañera, en pleno fragor de friegue y restriegue, tras la cortinilla, fluye en mis pequeñas la necesidad de reírse portodo y pornada.

Ese regocijo carcajoso tiene la cualidad del muelle flojo, me río-paro, me río-paro, me descojono-paro. Además es una risa de gaznate, de sonido fofo y timbre perezoso. Repetitiva y sorda tanto como desesperante.

Suele preceder al llanto, como nubarrón a la tormenta.

Sí. Tras la endeble hilaridad y el escaso gracejo que le caracteriza, encabeza una oleada de cachetadas con chispa.
Más se pegan más se ríen. El festival del humor hecho espuma, enredado en aroma a lavandas inglesas.

A poquito a poco, el timbre sube y la risa cojonera da lugar al sollozo quejicoso en un tímido RE para pasar, tono a tono, en un magnífico e insoportable SI sostenido.

Atención, si eres persona sensible al buen arte, la capacidad de pasar de la risa al llanto es tan prodigiosa que las lágrimas brotarán de tus ojos a la par que el berrido.

Éste, nace en tu estómago, allá donde el mismo pierde su nombre y lo llaman bulbo duodenal, mismamente. Razón por la que, al salir de las cavidades más profundas de tu ser, el sonido sale hercúleo y poderoso, con efecto paralizante que hasta el tibio chorrillo de agua que fluye libertina por la ducha, corta su corriente por el susto que se lleva.

El rugido ahoga el cachete y lo mete de cabeza en un bucle de hilaridad sin igual, me rio-te miro-me parto-te pego-lloro-me río...

Y una, sufrida espectadora, decide poner en marcha le movimiento involuntario de párpado, listo para despegue y el guiness, y guardar sus palabras del tifón cojonero, por miedo a que succione su amenaza y se someta al tirabuzón jocoso.

No he conseguido remedio para tal jolgorio.

Lo temo, amigas y aunque todavía no me haya podido hacer con las riendas de esta bestia inmunda que me somete al peor de los gerundios, llamado fastidiándome, os pongo por testigos, que nunca más volveré a sufrirla, ya tenga que quemar inciensos, recitar mantras, enredar mis piernas cual flor de loto o prender velas...pero en mi baño, oh sí, se olerá a lavandas y sosiego...aleluya.






16 de septiembre de 2012

La suerte de la fea...

Venga, va...por qué no.

A raíz de exponer publicamente mi opinión sobre el libro en el comentario que el pasado viernes le escribía a los Paparrachos en su genial entrada sobre la trilogía de marras, he decidido explayarme, y presentarme al concurso de Madresfera, que sería un regalo seguro para esta Navidades si lo ganara. Así que, al lío.

Este verano entre risas piscineras con mis mejores amigas, al embriago de un cervecita fresca y una conversación "de lo más elocuente" (si algo tiene la trilogía es haber sido tema de verano), expuse, con cierto recelo a ser un poco agresiva en mi crítica, mi conclusión:

El libro es fruto del sueño de una fea, ea.

Como además de poco atractiva es lista y los sueños, sueños son, decidió vestir de guapa a la protagonista...con traje de mansa (mira por dónde) y espíritu de "diosa que lleva dentro", que alguna arcada me proporcionó con sus bailecitos, las cosas como son...

La poca agraciada sueña con la historia del príncipe azul, que cumple con todos los requisitos: guapo, rico, inteligente, sensible, hecho a sí mismo....y a poder ser con pasado tortuoso, que le dará ese toque de rebelde (way?), que toda fea de bien sueña con enderezar al buen camino, y se lo regala a la prota de un porrazo (nunca mejor dicho), recién licenciada, soltera y... entera ¿surrealista hasta ahora, verdad?

Pues no, el surrealismo puro y duro viene de mano de orgasmos dobles y triples, como los saltos mortales, un contrato y una historia que no se puede coger ni con alfileres,  por lo poco creíble... vamos a ver, el pelo para vomitar siempre SIEMPRE te lo recoge tu amiga Mari al grito de qué asco tía...pero el príncipe azul NUNCA.

Tuvo el librito la capacidad de no irse a tomar viento fresco, allá en el mar, pese a:

-La desquiciante mansería de la niña.
-La diosa que llevaba dentro.
-Insinuar que Grey era mayor...con 27 añitos.
-Darle de madre a una señora, divorciada tres veces, que trata de achacosa....y tener sólo CUATRO años más que yo.

Mire señora James...me considero joven y apañá todavía...no entiendo como a la madre de su protagonista le da la vida para divorciarse tantas veces y de haberse hecho mayor en tan breve lapso de tiempo vivido, aquí en España, con cuarenta, estás espléndida, hágase ver eso.

Lo peor  es que a pesar de todo, a pesar de no soportar las miradas bajas, las mordeduras de labio o que llamara señor al tipo que se beneficiaba...me ha enganchado.

Una que se tiene por romántica, vislumbra entre azote y viajecito una tórrida historia de amor...y en esas estoy, con el segundo libro en mi estantería, dudando si dejarlo para siempre o leerlo y descubrir, que al final, como en los cuentos, comieron perdices y fueron felices...

Si es que al final una se debe a las historias de amor, mita tú...

13 de septiembre de 2012

Born to be wild



Querido Ratoncito Pérez,

Le escribo porque tengo dudas sobre el contrato a firmar y me gustaría incluir unos puntos adicionales.

Tengo por costumbre dejarlo todo para el último momento y no contaba con sus servicios con tanta premura.

Como buena virgo que soy, lo tenía todo calculado en un derroche sin igual de inteligencia estadística:

Si los dientes tardaron en salir, tardarán en caer. 

Es más, mi mente matemática de letras puras siguió en sus pesquisas: si sus dientes tardaron 12 meses más de la media en salir y a esa cifra le incremento el iva actualizado, me da una media de año y medio. Cifra que sumaré a la media en la que por norma se pierde el primer incisivo central inferior y me da un resultado de seis años y medio. Si lo resto a los cinco años y medio que tienen en su haber me da un TOTAL de un año.

Y ese es el margen de maniobra  con el que contaba para negociar con usted el contrato de visita y sus cláusulas.
Necesito pactar con usted las condiciones de entrega a las partes contratantes y la cuantía estipulada por existir indicios de máxima urgencia al estar mal calculadas mis fechas...¿le he dicho ya que soy de letras?

MODIFICACIÓN DEL CONTRATO AL USO

La parte contratante de la primera parte quiere hacer constar que el número de incisivos a perder es inferior a la media, digamos que hasta la fecha solo hay tres incisivos inferiores, a los que llamaremos natos y uno nonato, o el que nunca salió. En las dos partes contratantes.

La parte contratante en su segunda parte quiere pactar  que se indemnizará por pérdida de los incisivos natos siempre que los emergentes sean en el mismo número que los perdidos. En caso que los emergentes sean más que los perdidos se podrá gratificar en un futuro (ver cláusula tercera).

Cuantías:

1 diente es equivalente a 1 moneda de chocolate.
2 dientes a 2 monedas de chocolate.
Y así sucesivamente.

Cláusulas:

1.Si la caída es de naturaleza fortuita, incluyendo la técnica del sobrehilado en diente y manivela de puerta que se cierra de golpe, no se incrementará la indemnización por no considerarse traumática la pérdida.

2. Si el desprendimiento de incisivo es por tenacillas y butaca reclinable se indemnizará con un plus por pieza extraída. Pactando las partes de antemano que la indemnización será equivalente al trauma sufrido.

3. Se acepta "Morten High" en la cuantía a recibir si el diente nonato hasta el momento decide aparecer por donde nunca lo hizo a lo "Born to be wild", sin hueco y por donde le venga en gana, contemplando la posibilidad de posibles extracciones traumáticas y ortodoncias futuras.

_______


Hasta aquí le expongo mi requerimientos para que sean aceptados y este contrato esté firmado en el momento de la primera pérdida, que temo de manera inminente y pasada por tenacilla.

Espero que se atenga a bien, teniendo en cuenta que no le vi el pelo a usted en la pérdida de mis incisivos y tampoco en las de mis caninos... y que hasta el momento no he pedido indemnización alguna por daños y perjuicios.

Toda suya,

Yolandica.






10 de septiembre de 2012

La huida.



Berrinches es una niña vivaracha, ávida de emociones, observadora y analiza todas las situaciones que la rodean.

Estará mal decir que es una muchacha lista, porque ya saben todos ustedes que la narradora de esta historia es la madre que la parió, pero es cierto, es una niña inteligente, aunque de high voltage en su  alta y peligrosa velocidad en convertir el pensamiento en acción.

Para Berrinches pasar del dicho al hecho es un decir, porque el pensamiento no llega a pasar por su boca. Circunstancia por la cual juega con el factor sorpresa en todas sus obras.

En la última aventura de Berrinche he experimentado que el corazón se me puede quedar en sístole auricular sostenido durante más de un cuarto de hora y no morirme. Es más, pude sentir en ese intervalo de tiempo sin riego cerebral, debido a que la sangre solo fluía por mis menudillos, que pierdes la conciencia temporal; hiperventilas; hipergritas; las manos se te pegan a la cabeza; la gravedad rechaza el peso de tus piernas;  las imágenes son lentas y en cinemascope y puedes llorar y hablar con desconocidos a la vez.

Os cuento el porqué.

Berrinches, el viernes se escapó de casa.

Supongo que por su cabeza pasó un pensamiento fugaz tal que:

Me quiero ir a casa de mi amiga Carmela. Si mi padre está guardando la compra, mi madre lanzando besos a un bote verde de limpieza y mi hermana intenta convencer a Barbie que Nenuco es un buen chico para amorarse. La única posibilidad de que salga AHORA es igual a: me voy yo sola.

Y así, de esta forma tan fácil empezó mi calvario, el viernes por la tarde...

Solía consultar un manual de etapas, de aquellos que se compran cuando estás en estado de gestación y todavía mantienes la esperanza que de ti salgan dos angelitos obedientes, pero no recuerdo haber leído el capítulo de huidas.

Hasta ahora lo más normal era haberlas perdido de vista en el parque...entiéndanme, van a distintas clases, tienen distintos amigos por lo que no juegan juntas, ni siquiera en el mismo rincón, estar pendientes de ellas A LA VEZ me supone adquirir una mirada a lo Dioni, asunto que no estoy dispuesta a soportar, porque le echo horas al recreo y juego al aire libre y correría el riesgo de quedarme estrábica pa toa la vida...y una ya es muy miope como para estropearse de esa manera, bastante que he conseguido sentarme en el banco y dejar mi posición de medio campista histérica.

La tarde de marras la hallamos en un atisbo de lucidez (por parte de mi marido, claro) y la encontramos en casa de la amiguita Carmela, tras tener a medio parque buscándola y haber dado parte a la policía...

Bajó silbando, como si no pasara nada, me cogió de la mano, bajó dos tonos su voz, que hizo aguda hasta el punto de quebrar vidrios y nos encaminamos a casa, amarraditas las dos, ella tan feliz y yo descompuesta, con el ojo preparado para el despegue y un tembleque más propio del Fauno en Spanish Movie...pero feliz de tenerla conmigo.

La castigamos diciéndole que no la llevaríamos al parque de atracciones al día siguiente...por lo demás no la vi más afectada de lo normal.

Aquella noche, cuando pegué la oreja a la almohada, dos lagrimillas y un pensamiento fluyeron en mi cabeza...¿quién dijo que ser madre iba a ser fácil?


















5 de septiembre de 2012

L'amour.

Las princesas y el pirata.


Fiel a mi pronóstico, ya echo de menos el verano.

Ahora, desde la lejanía del...tercer día de trabajo, o sea, a cuatro días de haber dado por finalizadas mis vacaciones recuerdo mis estancia en la playita como pasada por filtro...el de la nostalgia.

El amor, ese loco sentimiento que hace florecer en mis pequeñas chispas de amor en las pupilas nos ha visitado.

Ah....l'amour,
lo trajo el estío y la brisa de mar,
lo trajo su madre, su padre y el car.

Sí. Mis hijas conocían por fin, al niño que prometía hacer olvidar a Lucas el Grande, por belleza y porque la distancia y el tiempo están contraindicados para el mal de amor, las cosas como son.

La cita, en un lugar mágico para mis hijas, el castillo de Bárbara. 

Según ellas, Bárbara es una princesa, amiga del tío Enrique, que espera a su amado el pirata, llamado El Pirata, que vuelva de los mares, de navegar, luchar, pescar jamón de mar o mejillones en escabeche, nadar con las focas y dar sustos al Goma Esponja (mi madre lo llama así).

En varias ocasiones hemos visitado a la princesa, no encontrándose en sus aposentos por estar en la "moda" de una prima-princesa en Londres (ciudad que fascina a mis hijas...y de la que piensan que es una pedanía de Elche). Tampoco hubo suerte en esta ocasión y no pudimos encontrar a los ilustres habitantes del castillo...y eso que habíamos visto amarrada la ¿barco? de El Pirata en puerto.

El pretendiente esperado (NiñoNinja) había cortado sus rizos, pero al contrario que Sansón, ni había perdido fuerza ni belleza.

Juntos, al embriago del encuentro, subieron y bajaron riscos cual cabras montesas, al dulce son del berrido materno: "Niños que os despeñáis!!!".


Conseguir bajar del castillo es toda una aventura, sí, y es que cuando en los años sesenta te bajabas en burro, a pata o de culo, ahora, en este gran siglo de faraones políticos, del torreón y su montaña te apeas en ascensor, en uno, y si tienes suerte, con mucha gente, mucho calor y mucha claustrofobia... ideal para contar historias de miedo tales como "El ascensor que se quedó parado"; "La crisis que recortó el telefonillo del ascensor" "El día que caí en picado"ó "Cómo echarse una siestecita sobre la cabeza de 15 personas"...


Un agujero negro fruto de la desazón vertical y del bosón de higgs que de forma espontánea se generó en nuestros adentros nos fundía el estómago, por lo que fuimos a cenar. Los juegos no cesaron...hasta que llegamos a puerto y allí, cansados de tanta emoción, Berrinche, Coletillas y NiñoNinja decidieron sentarse en un banco y dejarse atontolinar por el olor a mar, donde el suave compás de las olas mecían los barcos haciéndolos tintinear...como el amor...

En la siguiente cita, ni vaivén, ni barcos, ni amor en vinagre...chorretazos de arena caldosa a discreción y cañonazos de arena por babor (hups, al señor que lee el periódico)... por estribor (hups, a la pareja de tortolitos)..por popa (hups, a mi vecina Tere) y por proa (me k go en tó). La arena y el chorrete a pistoletazo ruló como un porro en una comuna de hippies...que daba gusto. De nuestro círculo más cercano no salió ni el Tate sin un efecto gotelé color tierra, por no querer ser demasiado escatológica en la comparación...

Tras desmontar, despiezar y destrozar todo juguete de playa que tuviera más de medio verano en su haber, decidimos marcharnos a hacernos un alisado a golpe de ducha y zambullida en boooomba en la piscina de la urba.

El resto de la velada pasó sin darnos cuenta...entre apretón y apretón de NiñoNinja...guantazo de Coletillas a Berrinche...colleja de Berrinche a Coletillas...alarido de una madre ticosa...risas...lloros...carcajadas... y unas cuantas "cangre-burguer"...


Estoy segura que aquella noche,  mis hijas soñaron ser Bárbaras (más aún). Si te metes en su sueño, podrás ver desde lo más alto de la montaña la silueta de la ¿buque?  La Nintendo,  capitaneada por el gran pirata NiñoNinja que junto a sus dos princesas Bárbara Berrinche y Bárbara Coletillas de Alicante y Tres Tabarcas, surcarán nuevos mares en busca de nuevas aventuras...y ya de paso se pasan por Londres y se van de "moda".








(Una de las cosas más maravillosas que me ha dado este blog es haber conocido personas tan encantadoras como La familia NiñoNinja. Muchas gracias por esas tardes-noches-madrugadas...).