10 de octubre de 2011

Quiero ser madre-julipán.


Hola embabiados, 

Sí, lo sé, no tengo por costumbre poner vídeos, pero cómo describir a la perfecta madre-bocata, como pretender  ser una super-madre-merienda, sin hacer mención al Gran Julipán y a la Señora de la Butifarra y el Pernil.
Cuando estás en el parque, el momento sacar merienda del bolso es una ocasión en el que se masca la tensión y la rivalidad entre todas los clanes de las madre-parque. Es un instante de alta tensión, que se puede cortar con un cuchillo y donde los movimientos los recordarás ralentizados. 
Sentadas en un banco, de pie junto al tobogán, sentada en la terracita de cualquier café, una buena madre-parque aprovecha el momento idóneo para desenfundar el bocata de su niño y deslumbrar al resto de la manada con su elaborado y amoroso BOCATA. La magia del momento estriba en quien lo saque primero, pero también en el que acapare más miradas, por eso, en el parque de mi casa (que no es particular, cuando llueve se moja como los demás) hay una verdadera, dura y estresante competición.

Como todo buen concurso que se precie, existen los siguientes galardones:

.Premio al bocata más grande.
-Premio al bocata más elaborado.
-Premio al bocata más oloroso.
-Premio al bocata Tres estrellas Michelín.
-Premio al bocata clásico.
-Premio al bocata innovador.
(Se están estudiando otras categorías)

Alguna que otra gran-madre-merienda ha acumulado, en la misma edición, varios premios. La conozco, y sé que no trabaja, se dedica a sus labores, entre ellas:

 "La investigación intensa del bocadillo casero: estructura, desarrollo y resultado".

También sé que es la culpable de atraer a las avispas, su niño por casi muere devorado por tres de ellas, atraídas por el fuerte olor a chorizo de cantimpalo. Pero ella, orgullosa de sus conocimientos, nos ha confesado al resto de madres:

- Hoy mi Allan come proteína -confesaba mientras que nos guiñaba el ojo.
-Amén -hemos rezado el resto de madre-mediocres-merienda.- "De chorizo y avispa".

Estoy en clara desventaja, ¡¡¡Gran-Madre-Merienda, yo trabajo!!!!, no puedo dedicarle tiempo, soy tan nefasta que bajo de merienda un batido y unas galleticas, que meto, sin precaución y decoro, en el interior de mi gran bolso (también te digo, que en cuanto saco las galletas los niños se me acercan como a Hamelín o a su flautista), cosa que tú sólo consigues con las avispas. Aun así te admiro, por tu abnegación, por tu entrega y por tu buen hacer.

Ahí queda eso.

Nos merendamos aquí,



EN BABIA.

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