13 de octubre de 2011

Cómo ser madre de gemelas y no morir en el intento.

By Yolandica

Mis queridísimos embabaidos, (pongo esto y me sale el acento de Carmen Sevilla, olé, olé).
Aquí tenéis la prueba de delito, la leche frita, a la que he intentado darle un toque ornamental-rupestre con la florecica incluida. Estaba de vicio, ahora, ya me saldrá el michelín con dedicatoria incluida "VaportiYoli y por tu gula-repostera insaciable".

Las dietas me han acompañado a lo largo de mi vida, y casualidad, me puse justo cuando iba a engordar más por razones naturales que nunca mais en mi vida. La noche antes de ponerme pá-morirme-de-las -angustias-tan-grandes-que-me-dieron cené una ensalada, y para darle un toque diferente a mis sosas y verdes ensaladas  le puse pimiento rojo. Por la mañana dejé de ser homo-sapiens (hombre sabio que anda erguido) para convertirme, durante más de siete meses en Mulier-vomere (mujer vomitadora enganchada a un wáter).
Durante todo un día eché la culpa al pimiento rojo (por cierto, no lo he vuelto a probar crudo).
Al día siguiente a un virus-gripe estomacal-gastroenteritis.
Al tercer día "Ave Lucía, el predictor se tiñe de rosa en tu cuarto de baño..."

Dotada como estoy de un sexto y séptimo sentido (6º= intuición ; 7º= exageración) dije "Mínimo traigo tres, porque yo estoy muy mala..."
No me equivoqué, traía dos.

Reacciones ante la noticia:
-Familia mía: gritos de júbilo y aleluyas.
-Familia política: sonrisas y lágrimas (de alegría, claro).
-Compañeros de trabajo: "loqueseaporperdertiempo" bullicio y algarabía.
-Amigas(ya madres) mías: Yoli tu puedes con esto. "Madre mía, pobretica"
-Amigos de mi marido (sean o no padres): MA-CHO-TE

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????????!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El porqué del calificativo que hacía reír para adentro a mi marido y lo hacía el doble de grande todavía no lo he encontrado. Porque digo yo, alomejor la HEM-BRA-ZA era yo, no sé, no voy a entrar en discusiones sexistas, ni tigres TIGRES-ni leones LEONES, todos queremos ser los campeones...

Y allí estaba yo, tumbada en el potro de los horrores (el sillón del ginecólogo), con una postura nada digna y llorando a moco sacado después de confesarme el dueño del potro que traía gemelos.
Miré a mi marido, me miré a mí, me imaginé los retoños, y una imagen familiar:

Don Pantunflo-Doña Jaimita, Zipi y Zape

Con el tiempo aprendí lo que me dijo una mujer por la calle cuando paseaba mi carrito-limusine, "Chiquita, en un golpesico, dos".

Pues sí, así son las cosas, toma golpesico:
-Carrito de calle: doble.
-Cuna: dos
-Hamaquitas: dos.
-Tronas: dos.
-Biberones: el doble.
-Leche: el doble.
-Pañales: doble.
-Cuota de guardería: el doble.
-Toallitas, cremas, geles; el doble.
-Falta de sueño: el doble.
-Cansancio: el triple.
Podría seguir, pero a pesar de esto, y sobre todo, la satisfacción y las alegrías son dobles. (olé).
Eso sí, inversamente proporcional mis ganas de repetir.


Nos leemos,



EN BABIA.









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